El Horno del Dragón

EL HORNO DEL DRAGÓN

A la mitad del camino que conduce desde Pozuelo a Santa Cruz de Paniagua, a unos doscientos metros a la izquierda de la vía y en el cerro de la Bardera, hay un enorme peñasco de forma cónica con un apéndice que figura el trozo de un puente, de un solo ojo, que mide tres metros aproximadamente de elevación por dos de anchura. Subiendo un poco por las sinuosidades de la peña, se ve una caverna medio oculta en las angulosidades de la pizarra, de regular profundidad, denominada El Horno del Dragón.

Este dragón era un gigante monstruoso, que tenía la cabeza y brazos de hombre y el resto del cuerpo de basilisco. Cuando sentía hambre, daba unos bramidos tan fuertes, que se oían a dos leguas a la redonda y atemorizaban a los habitantes de la comarca, quienes para aplacarlo llevaban una vaca o varios carneros, que el monstruo mataba y se comía. No le duraba más que un día, y al siguiente se repetían los bramos y ofrenda.

Esta voracidad concluyó con la ganadería de la comarca, que entonces empezaba a desarrollarse; y no habiendo seres que engullir, acometió y se zampó a los habitantes de la Alta Extremadura. Cuando dio fin de ellos, bajó a la provincia de Badajoz e hizo lo mismo. Luego despobló Andalucía; y por último, siempre buscando alimento, pasó a África, de donde no volvió.

 

Fuente: Hurtado, P. (1901). Supersticiones Extremeñas. IV: Encantamientos, en Revista de Extremadura. Órgano de las Comisiones de Monumentos de las dos provincias, año III, número XXV, Junio. (pp. 313–314).